viernes, 4 de mayo de 2018

Noche.



Las tinieblas escuchan
el clamor del abismo,
la tremenda garganta
del dolor infinito.

Y se enternecen más
sobre los precipicios;
oscuridades anchas
bajo las que vivimos,

aires negros que son
montañas de suspiros,
blandos como el aliento
de los recién nacidos.

Consoladora noche,
y madre que es toda oídos,
para las quejas hondas,
para los altos gritos.


Manuel Altolaguirre.

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