miércoles, 7 de febrero de 2018
Historias. Tarde.
El horizonte tiene insectos y fragatas;
su piel de pez de río, con sus cinco colores,
empalizada pone al mar Mediterráneo,
que, espumas renovando, con sus encajes
borra las pisadas gemelas que dejas en la playa.
Algas del viento son las cañas litorales,
cuyo sonido se une al de las caracolas.
Como habichuela abierta; mostrando su semilla,
la jábega te enseña sus fuertes remadores.
Si tus trenzas crecieran, rubias y horizontales,
qué buen faro serías sobre el peñón del Cuervo,
cuando, enlutado el mundo por la muerte del día,
el capitán del barco una luz necesite.
Acariciando arenas con tus pies
y tu sombra, esperas al marino que,
en bandeja con remos, el mar ha de ofrecerte,
sin saber que tu amante vive ya en otro mundo,
gozando la luz verde del fondo de los mares.
Manuel Altolaguirre.
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