Mírame, ya el silencio
que otras veces me uncía
con la red que mis venas
sobre el mundo arrastraban,
lejano esta, Dios mío.
La red abandonada
como un islote muerto
sin forma y sin calor;
mi voz perdida...
Turbio me acerco a ti,
no sé por dónde,
ni que fuerza interior
de ti me llama.
Yo me dejo llevar...
Soy como un barco.
Como una nube más
sobre tu cielo.