miércoles, 4 de octubre de 2017

Mentira.



Miente el demonio en la soledad
mientras se escarba el oído con palo santo
y mientes tú y mienten las rocas que le sustentan,
y ese barco que espera llegar a puerto un día.
Mienten como sastres el soberano y el Papa,
el hotelero y el mozo del sliping.

Pero hay días de suprema mentira,
en que los puentes guiñan y el soborno sonríe,
tiemblan las calles de risa satánica
y se ve que todos los ojos humanos
quisieran diez párpados.
Hay días de búho salmantino,
en que la mentira lleva cola de emperatriz,
en que las nodrizas se ordeñan cerveza
y los filósofos descubren el rubor.

Días de cieno amasado con gloria, mantequilla y cemento.
Días, en fin, en que dormir es tan difícil como calcular,
y que los cálculos resultan fox-trotes de negros.
Días inversos, en que congela el viento sur.
Días de un amarillo como ni el Asia conoce,
días en que las insignias de los jerarcas
se salen al bar en busca de whisky
con ánimo de no regresar al estuche.
Días, en fin, de suprema verdad.
Porque la mentira es el sustento de la existencia.


José Moreno Villa.

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