jueves, 13 de julio de 2017

Soneto en el elogio del sentimiento místico.



Árboles que tenéis corteza dura,
insensible a la yedra trepadora,
de terrestres amores defensora,
mostráis en cambio vegetal ternura

en los últimos brotes que, en la altura
del cielo, abren los labios de su flora
a la amorosa luz que en esta hora
derrama en ellos toda la hermosura.

Así los hombres tengan como escudo
una insensible piel a las bajezas
de amor que ofenden ese noble empeño

con que alcanzar la cumbre, del bien pudo
aquel que, haciendo alarde de cortezas,
abrió sus flores a un celeste dueño.


Manuel Altolaguirre.

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