martes, 4 de abril de 2017

Lo impides.



El que navega a la deriva, teme
llegar adonde el agua se arrodilla;
teme a la espuma vertical, tumulto
de alas rebeldes hacia el negro abismo.

Así las horas, aunque no sean blancas,
con ellas hunden todo lo que es vida.
Mi barca está acercándose a la muerte,
asomada a ese filo tormentoso.

Pero eres tú mi estrella, tú la brisa,
tú la corriente cuya mano impide
por debajo del agua que yo siga,
tú quien vuelves mis ojos a la aurora!

Manuel Altolaguirre.

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