martes, 12 de julio de 2016

Aire y nieblas.




El fantasma del agua
es la niebla amorosa,
un agua de ultratumba
enamorada y ciega,
que penetra en el aire
como un labio en los labios.

Todo el ámbito es beso
de aire y niebla,
de alma y alma,
como si un invisible
amor interminable
cubriera la ciudad.

Bajo esta unión sin límites,
los hombres solitarios
se encierran en sí, aguardan
olvidos y presagios,
nieblas íntimas, aires,
besos encarcelados,
dicha sin libertar.

Manuel Altolaguirre.

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