jueves, 26 de noviembre de 2015

La sombra.





Al despertar de un sueño,
buscas tu juventud, como si fuera el cuerpo
del camarada que durmiese a tu lado
y que al alba no encuentras.

Ausencia conocida, nueva siempre,
con la cual no te hallas.
Y aunque acaso hoy tú seas más
de lo que era el mozo ido, todavía.

Sin voz le llamas, cuántas veces;
olvidado que de su mocedad
se alimentaba aquella pena aguda,
la conciencia de tu vivir de ayer.

Ahora, ida también, es sólo un vago malestar,
una inconsciencia acallando el pasado,
dejando indiferente al otro que tú eres,
sin pena, sin alivio.



Luis Cernuda.

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