miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mano en el agua.






                                                                A Eduardo Díez-Rábago.




Hierve el agua feliz de sal y roce,
al desflorarla en flecha la costura de la proa.
Por una y otra amura, senos se hunden,
abultan, piden goce, tacto viril,
castigo que destroce, solidez a que asirse, forma dura.
Y yo dejo colgar mi mano impura,
mi mano que el misterio desconoce.
Mano en el agua, palma muerta, estrella,
dedos que peinan lágrimas y risas,
líquidas chispas de la helada fragua,
mimos de madre y burlas de doncella.
Mano en el agua y sus delicias lisas,
siempre verde, inconsútil, virgen agua.






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