jueves, 9 de abril de 2015

Al mediodía (Despierto del todo).






Bendigo las articulaciones de mis manos,
que no son como pezuñas,
porque pueden acariciarte.
Y la piel tan fina de mis labios,
porque mi sangre está más cerca de la tuya cuando te beso.

Y bendigo tu pelo largo,
porque cuando lo levanto como un ala
tu cuello es más sensible a mis alientos
y más suave descansa sobre mi brazo
durante los largos reposos.



Manuel altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...