jueves, 12 de marzo de 2015

La Voz a ti debida - Versos 1237 a 1265.




Lo que eres
me distrae de lo que dices.
Lanzas palabras veloces
empavesadas de risas,
invitándome a ir adonde ellas me lleven.
No te atiendo, no las sigo:
estoy mirando los labios donde nacieron.
Miras de pronto a los lejos.
Clavas la mirada allí no sé en qué,
y se te dispara a buscarlo
ya tu alma afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.
Y cuando deseas algo
no pienso en lo que tú quieres,
ni lo envidio: es lo de menos.
Lo quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás por una querencia nueva.
No.
Te espero más allá de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar me quedo,
en el puro acto de tu deseo queriéndote.
Y no quiero ya otra cosa
más que verte a ti querer.



Pedro Salinas.

   Retrato. Estabas solo y alto. Yo miraba cómo todos los pájaros debajo de tu frente se escondían. ¡Qué ir y venir y qué volver! Cómo todas...