jueves, 12 de febrero de 2015

Huele a sangre mezclada con espliego.







Huele a sangre mezclada con espliego, 
Venida entre un olor de resplandores. 
A sangre huelen las quemadas flores 
Y a súbito ciprés de sangre el fuego. 

Del aire baja un repentino riego 
De astro y sangre resueltos en olores, 
Y un tornado de aromas y colores 
Al mundo deja por la sangre ciego. 

Fría y enferma y sin dormir y aullando, 
Desatada la fiebre va saltando, 
Como un temblor, por las terrazas solas. 

Coagulada la luna en la cornisa, 
Mira la adolescente sin camisa 
Poblársele las ingles de amapolas.


Rafael Alberti.

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