miércoles, 19 de febrero de 2014

Tú que sólo eres tú.






Mi vicio, mi locura, mi alegría,
¡Todavía muchacha!
Mi nunca suficientemente amada,
Cámbiame los ojos si así quieres,
Pónmelos de ira.
Es lo mismo. Me das vida.




Gabriel Celaya.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...