miércoles, 1 de octubre de 2014

Eras, instante, tan claro.






Eras, instante, tan claro. 
Perdidamente te alejas, 
dejando erguido al deseo 
con sus vagas ansias tercas. 

Siento huir bajo el otoño 
pálidas aguas sin fuerza, 
mientras se olvidan los árboles 
de las hojas que desertan. 

La llama tuerce su hastío, 
sola su viva presencia, 
y la lámpara ya duerme 
sobre mis ojos en vela. 

Cuán lejano todo. 
Muertas las rosas que ayer abrieran, 
aunque aliente su secreto 
por las verdes alamedas. 

Bajo tormentas la playa 
será soledad de arena 
donde el amor yazca en sueños. 
La tierra y el mar lo esperan.



Luis Cernuda.

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