viernes, 6 de junio de 2014

Nubes.







A Melchor Fernández Almagro.

Yo

pastor de bulevares

desataba los bancos 
y sentado en la orilla corriente del paseo 
dejaba divagar mis corderos escolares

Todo había cesado 
Mi cuademo 
única fronda del invierno 
y el quiosco bien anclado entre la espuma

Yo pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescos 
para fumar mis versos y contar las estrellas

Yo pensaba en mis nubes 
olas tibias del cielo 
que buscan domicilio sin abatir el vuelo

Yo pensaba en los pliegues de las mañanas bellas 
planchadas al revés que mi pañuelo

Pero para volar 
es menester que el sol pendule 
y que gire en la mano nuestra esfera armilar

Todo es distinto ya

Mi corazón bailando equivoca a la estrella 
y es tal la fiebre y la electricidad 
que alumbra incandescente la botella

Ni la torre silvestre 
distribuye los vientos girando lentamente 
ni mis manos ordeñan las horas recipientes

Hay que esperar el desfile 
de las borrascas y las profecías 
Hay que esperar que nazca de la luna 
el pájaro mesías

Todo tiene que llegar

El oleaje del cine es igual que el del mar 
Los días lejanos cruzan por la pantalla 
Banderas nunca vistas perfuman el espacio 
y el teléfono trae ecos de batalla

Las olas dan la vuelta al mundo 
Ya no hay exploradores del polo y del estrecho 
y de una enfermedad desconocida 
se mueren los turistas 
la guía sobre el pecho

Las olas dan la vuelta al mundo

Yo me iría con ellas

Ellas todo lo han visto 
No retornan jamás ni vuelven la cabeza 
almohadas desahuciadas y sandalias de Cristo

Dejadme recostado eternamente

Yo fumaré mis versos y llevaré mis nubes 
por todos los caminos de la tierra y del cielo 
Y cuando vuelva el sol en su caballo blanco 
mi lecho equilibrado alzaré al cielo.



El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...