jueves, 3 de abril de 2014

Dos. Agua final.




Aguas sin suerte, solteras
despreciadas de los trigos,
canosas ya por la espuma
de las riberas del río,
¿qué infancia de nube airosa recordáis?
 Habéis perdido la niñez en cielos altos
y ahora andáis largo camino
hacia la mar que es la gloria
del agua, su paraíso.
¡Qué vejez la del torrente!
¡Qué angustioso torbellino!
Sin calmar la sed de nadie,
y sin ser para Narciso
espejos, vais a la muerte,
aguas finales del río.

Manuel Altolaguirre.

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