Esa mujer que ahora mismito
se parece a santa Teresa
en el revés de un éxtasis
hace dos o tres besos fue
mar absorto en el colibrí
que vuela por su ojo izquierdo
cuando le dan de amar
y un beso antes todavía
pisaba el mundo corrigiendo la noche
con un pretexto cualquiera,
en realidad es una nube
a caballo de una mujer ,
un corazón que avanza en elefante
cuando tocan el himno nacional
y ella rezonga como un bandoneón
mojado hasta los huesos
por la llovizna nacional
esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas
que lava con furor, con sangre, con olvido
encenderla es como poner en la vitrola un disco de gardel
caen calles de fuego de su barrio irrompible
y una mujer y un hombre que caminan atados
al delantal de penas con que se pone a lavar
igual que mi madre lavando pisos cada día
para que el día tenga una perla en los pies
es una perla de rocío
mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío
le crecían cerezas en los ojos
y cada noche los besaba el rocío
en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas creciendo
el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza
siempre le vi ramitas verdes en las manos con que fregaba el día
limpiaba suciedades del mundo
lavaba el piso del sur
volviendo a esa mujer
en sus hojas más altas se posan
los horizontes que miré mañana
los pajaritos que volarán ayer
yo mismo con su nombre en mis labios.