miércoles, 12 de junio de 2013

Muerte de unos zapatos.



¡Se me mueren! Han vivido
con fidelidad: cristianos
servidores que se honran
y disfrutan ayudando,
complaciendo a su señor,
un caminante cansado,
a punto de preferir
la quietud de pies y ánimo.


Saben estas suelas. 

Saben de andaduras palmo a palmo,
de intemperies descarriadas
entre barros y guijarros...


Languidece en este cuero
triste su matiz, antaño
con sencillez el primor
de algún día engalanado
Todo me anuncia una ruina
que se me escapa. 

Quebranto mortal corroe el decoro.
Huyen. 

¡Espectros-zapatos!







El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...