viernes, 4 de enero de 2013


Mis plantas, estas plantas.


Mis plantas, estas plantas de impreciso 
paso sin huella, errantes por el suelo... 
Ayer anduve firme, y hoy no suelo 
sentirme las pisadas cuando piso.

Anduve firme cuando Dios lo quiso. 
En mi solar dejaba sin recelo
bien asentado el pie que — en vilo, en vuelo — 
hoy va, entre dos azares, indeciso.

Triste levitación de exasperado
— y en revuelo pueril de ala partida —
que cruza por la tierra, desterrado.

Tras su sombra, y sin huella, en una ardida
fuga de corto alcance alicortado, 
sobre otra tierra ya, también perdida.


El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...