TELEGRAMA
En el parque, otoño, medio día. Punto.
Bajo los árboles de hojas dobles, verdes para el ayer, de oro para el segundo del presente, dos jóvenes sentados en un banco, se miran a los ojos. Punto. Como antes de ayer, como ayer, como hoy, como siempre. Punto. Él la coge fuertemente por las manos y pretende besarla. Ella se ríe. Punto. Quizás. Puntos suspensivos. El Paraíso.
Pero ellos no saben que tienen un puñado
de monedas de oro entre las manos que los gnomos del parque les roban una a una. Que luego, con las manos vacías se quedarían, sin juegos y sin parque, sin besos, sin otoño. Igual que yo ahora paseando por las veredas últimas de la vida. Punto. Abrazos. |
miércoles, 10 de octubre de 2012
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