martes, 6 de marzo de 2012

Te conocí, porque al mirar la huella.




Te conocí, porque al mirar la huella
de tu pie en el sendero,
me dolió el corazón que me pisaste.

Corrí loco; busqué por todo el día;
como un perro sin amo.

... ¡Te habías ido ya! 
Y tu pie pisaba mi corazón, en un huir sin término,
cual si él fuera el camino
que te llevaba para siempre...




Juan Ramón Jiménez.

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