
Tuvo mi amor la forma de tu vida.
Nunca el olvido le cerró los labios
a la estela ni al cauce,
ni a la gruta que atravesabas tú;
límite era que se quedaba estático afirmando
contra el tiempo engañoso una perenne
honda oquedad tan fiel a tu persona
que más que ausencia un alma parecía.
Ven a buscarme.
Tengo yo la entrada de tus recuerdos,
quietos, encerrados en mis caricias: forma de tu vida.
Manuel Altolaguirre.