martes, 27 de junio de 2017

Sobre el mar.



No puedo saber las horas
que llevo lejos de ti.

Un sol insistente
impide que el tiempo pase.
No llega la noche nunca.
Yo vuelo bajo una luz que es la muerte,
luz que ronda el mundo tuyo;
luz que si yo no corriera,
tanto como el astro corre,
fuera para mí la aurora.

Dichosa tú,
que no tienes luz constante,
tú que gozas en el alma
noche y día.

No sabes lo que es perderse
iluminado e insomne
por el espacio, entre nubes,
sin ser ángel, sin ser ángel.


Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...