martes, 21 de febrero de 2017

Madrigal de la estepa.



El viento hacía locuras de borracho
con tu pelo.
Temblaba, no se atrevía y luego feroz lo alzaba.
Se metía ciegamente,
se revolcaba en el oro,
se posaba,
se rendía en la cuenca de las ondas
y no cantaba, sino rezaba
la oración beoda
de los que se pierden incorregiblemente por algo en el mundo.



José Moreno Villa.

      Eternidad. Este jardín donde estoy siempre estuvo en mí. No existo. Tanta vida, tal conciencia, borran mi ser en el tiempo. Conocer la...