lunes, 19 de septiembre de 2016
El amor.
Creí que no habría un árbol
de raíces tan profundas,
que en mí se alimentara.
Estaba tan hundido,
que, para que mi alma
se asomara a las verdes
cumbres de la alegría,
tenían que ser tus frondas
las que en el aire alzaran
mi júbilo en ruinas.
Ahora, en ti, me expansiono,
me entrego, te circulo,
y oscuramente herido
dejo que se levante
mi sueño por tus ramas.
Manuel Altolaguirre.
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