viernes, 19 de diciembre de 2014

Es la noche sin fin...







Es la noche sin fin, la desvelada noche, 
que con sus filos de cuchilla
implacable recorta en amarilla
muerte nuestra silueta enajenada.

Vivir, cuando vivir no vale nada,
equivale a sembrar, con la semilla
infecunda, el dolor, que tanto humilla,
de una existencia rota y postergada.

Y el insomnio repite inexorable
el paso de la vida irrevocable,
que, sin dejarse de sentir, se aleja.

¿Dónde nos llevará, tan sin camino,
tan juguete irrisorio del destino,
nuestra razón destartalada y vieja?



Juan José Domenchina.

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