jueves, 28 de agosto de 2014

Mudo de noche.



Las ventanas abiertas
Voy a cantar doblando
Canto con todo el cuerpo
moviendo músculos de bronce
y sosteniendo el cielo derrumbado como un sollozo retenido

Con mis puños de cristal lúcido quiero ignorar las luces
quiero ignorar tu nombre oh belleza diminuta
Entretenido en amanecer
en expulsar esta clarividencia que me rebosa
siento por corazón un recuerdo acaso una pluma
acaso ese navío frágil olvidado entre dos ríos
Voy a virar en redondo
¿Cómo era sonreír cómo era?
Era una historia sencilla fácil de narrar olvidada
mientras la luz se hacía cuerpo y se llevaban las sangres

Qué fácil confundir un beso y un coágulo
Oh no torzáis los rostros como si un viento los doblase
acordaos que el alba es una punta no afilada
y que su suavidad de pluma es propicia a los sueños
Un candor una blancura una almohada ignorante de las cabezas
reposa en otros valles donde el calor está quieto
donde ha descendido sin tomar cuerpo
porque ignora todavía el bulto de las letras
esos lingotes de carne que no pueden envolverse con nada

Esta constancia esta vigencia este saber que existe
que no sirve cerrar los ojos y hundir el brazo en el río
que los peces de escamas frágiles no destellan como manos
que resbalan todas las dudas al tiempo que la garganta se obstruye
Pero no existen lágrimas
Vellones lana vivida límites bien tangibles
descienden por las laderas para recordarme los brazos
¡Oh sí! la tierra es abarcable y los dedos lo saben
Ellos ciegos de noche se buscan por las antípodas
sin más guía que la fiebre que reina por otros cielos
sin más norte oh caricia que sus labios cruzados.


El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...